Desregulación Emocional: Cuando la Tempestad se Desata
Una mirada hacia lo que nos ocurre cuando perdemos el control sobre las emociones y qué hace la mente (a veces sin éxito) para recuperarlo.
☕ Este domigo leerás en Dinámica Mente:
La desregulación emocional, secuestrados por las emociones
El cerebro en piloto automático, eclipsa la razón
Relaciones en el límite
Estrategias fallidas y parches emocionales que intensifican el malestar
La armadura de la mente: mecanismos de defensa.
Reflexiones: el camino hacia la autorregulación
⏳ Tiempo de lectura: 10 min.
Bastó menos de un segundo para que todo se fracturara. Un día, todo parecía en calma, pero en un parpadeo se transformó vertiginosamente. Una palabra, un gesto, un recuerdo enterrado…
Como una gota de tinta en un vaso de agua, esa emoción se expandió, tiñéndolo todo.
Para Juan, empezó con algo insignificante. Al llegar a casa después del trabajo, su pareja le preguntó: “¿Pasaste por la tienda a recoger el pedido?” Le recordó que lo había olvidado, otra vez.
Él escuchó las palabras de Ana con un tono que no le pareció habitual. Sintió reproche, crítica; resonaron en él con palabras no pronunciadas: “¿Cómo pudiste olvidarlo otra vez? ¿Es que nunca prestas atención?”
Sintió cómo una chispa se encendía dentro de él. Esa pregunta se distorsionó en una acusación, tocando justo esa fibra sensible ante la crítica. Su cuerpo se tensó, como si una mano invisible le estrujara las vísceras.
Le contestó a Ana en un tono cortante, brusco, fuera de lugar para algo tan anodino. A veces Ana vive sus palabras como un desprecio que la confunde. Ella, sorprendida, le respondió a la defensiva; pero eso solo avivó el fuego.
La marea de críticas escaló en comentarios destinados a herir y devaluar. Ninguno de los dos parecía capaz de detenerse. Como una posesión momentánea, la frustración les hacía decir cosas que no sentían ni creían.
El dolor era sordo, pero estaba ahí, ocupando toda la habitación, sofocándolos. Juan sentía el pulso en las sienes, como si el mundo se replegara y se redujera a ese lugar y momento.
Cuando el silencio regresó y las palabras quedaron suspendidas en el aire, Juan no sabía ni siquiera por qué había comenzado todo. Solo sentía el vacío que deja una tormenta después de arrasar.
La desregulación emocional, secuestrados por las emociones
Seguro que te resuena. Ese momento en el que las emociones te “secuestran” por completo. Un estado en el que las emociones arrastran y desbordan, afectando tu estabilidad. Sin las riendas del control, el raciocinio y la lógica son como un eco lejano.
La desregulación emocional es la dificultad para modular las respuestas emocionales frente a situaciones estresantes o de alta carga afectiva. Las respuestas son desproporcionadas en intensidad y duración, con dificultad para retornar a un estado de calma. La intensidad puede ser por exceso —rabia, tristeza o angustia vivida como abrumadoras e intrusivas—, o por inhibición—disociación, adormecimiento emocional—.
Aunque no se divulga tanto como los trastornos de ansiedad o la depresión, es una pieza fundamental para entender el rompecabezas de muchos problemas psicológicos. Sin una capacidad de regulación adecuada, las emociones se vuelven caóticas, desbordantes, actuando como un motor que amplifica otras dificultades latentes.
Cuando la inestabilidad emocional es habitual, puede provocar cambios frecuentes y rápidos en el estado de ánimo. Un vaivén realmente agotador.
El cerebro en piloto automático eclipsa la razón
La desregulación emocional surge en el centro emocional del cerebro: el sistema límbico (más información en la edición anterior). En momentos de alta carga emocional, el centro de alarma —amígdala— se sobreexcita y toma el control, activando respuestas involuntarias del modo lucha-huida-congelación.
Este “secuestro emocional” desconecta la región encargada del pensamiento racional y la regulación —neocórtex—. En plena desregulación, la razón se apaga, y el cerebro opera en piloto automático, guiado por procesos inconscientes en lugar de decisiones conscientes.
Como una niebla espesa cubriendo su mente, cualquier lógica queda obstruida para Juan. En esos momentos no hay claridad, solo impulsos incontenibles que lo empujan a reaccionar.
Relaciones en el límite
Cuando alguien no sabe cómo autorregularse, la vida cotidiana se convierte en un campo de minas. No solo afecta a quien la experimenta, también impregna a sus vínculos cercanos, erosionando poco a poco la confianza, el respeto y la calidez afectiva.
Los conflictos con la pareja, los choques con familiares, o la profunda sensación de desencuentro con amigos, suelen tener raíces en esta desregulación interna. Los patrones negativos en las relaciones cercanas, llevan a una espiral de conflicto difícil de romper, perpetuando actitudes defensivas, suspicaces y hostiles.
En casa de Juan, estos arrebatos no tardan en dejar huella; su pareja empieza a sentir que camina sobre cáscaras de huevo, temerosa de “activar” emociones en Juan que se expresan de manera incontrolada y dolorosa. Así, lo que antes era amor y apoyo se convierte en distancia y desconfianza.
Estrategias fallidas y parches emocionales que intensifican el malestar
Ante una marea incontrolable de emociones, tendemos a recurrir a estrategias de afrontamiento que brindan un alivio momentáneo, pero que tienen consecuencias negativas, añadiendo más frustración.
La impulsividad y la desregulación van de la mano. La tensión y el malestar impulsan a actos sin considerar las consecuencias, buscando la descarga. En lugar de enfrentar y procesar situación, pueden aparecer conductas que solo agravan el problema: reacciones agresivas, conductas de riesgo, o el consumo de alcohol u otras adicciones.
A nivel mental, esta desregulación genera sesgos cognitivos que distorsionan la percepción de forma exagerada o amenazante. También aumentan los pensamientos intrusivos que generan preocupaciones, culpabilidad o irritabilidad respecto a lo sucedido.
Estrategias improductivas como la evitación, la supresión de emociones, el pensamiento rumiativo, el aislamiento, aunque pueden aliviar momentáneamente, escalan en ciclos de patrones repetitivos que nunca llegan a resolverse, aumentando en intensidad y destructividad.
La armadura de la mente: mecanismos de defensa
En la psicología psicoanalítica, los mecanismos de defensa son procesos inconscientes e involuntarios que buscan protegernos del dolor emocional. También se activan para gestionar emociones intensas que amenazan con desbordarnos. Estos mecanismos pueden ayudar, aunque sea parcialmente, a lidiar con las emociones, pero según su rigidez y gravedad pueden formar parte del problema:
Represión: Mantener recuerdos dolorosos fuera de la conciencia. Juan ha reprimido experiencias pasadas de rechazo. Cada vez Ana lo cuestiona, reacciona con intensidad sin darse cuenta que moviliza una experiencia pasada.
Proyección: Atribuir a otros emociones propias incómodas. Juan evita hablar de sus propios problemas emocionales, pero acusa a su pareja de ser cerrada y poco comunicativa. No reconoce su dificultad para abrirse, y proyecta esa misma actitud en ella.
Desplazamiento: Redirigir emociones hacia un objetivo menos amenazante. Juan padece estrés en el trabajo por presión de sus jefes, pero descarga esa tensión en casa, con discusiones que se originan en temas triviales.
Racionalización: Justificar emociones incómodas con argumentos lógicos. Después de un arrebato, Juan se convence de que "solo estaba siendo sincero", evitando enfrentar el conflicto real detrás de su reacción.
Evitación: Evitar temas o personas que generan incomodidad. Cuando su pareja intenta hablar de temas difíciles, Juan cambia de tema o se distrae con el teléfono.
Formación reactiva: Transformar un impulso en su opuesto. Aunque se siente inseguro, Juan responde de manera controladora o sobreprotectora, buscando encubrir su ansiedad.
Sublimación: Canalizar emociones intensas hacia actividades aceptadas socialmente. Después de una discusión, Juan va al gimnasio, encontrando una vía temporal para liberar tensión.
Reflexiones: el camino hacia la autorregulación
Desde mi experiencia, he visto cómo la desregulación emocional es una batalla muy desafiante para quienes enfrentan problemas de salud mental. Una lucha silenciosa, que también deja su marca en sus parejas, familias y amigos.
Pero, cualquier persona puede verse secuestrada emocionalmente en determinadas circunstancias, especialmente si no tiene recursos para gestionarlas.
Aprender a autorregular las emociones es un proceso que implica romper con patrones negativos. El objetivo con este post, es ayudar a reconocer y hacer consciente lo que suele permanecer oculto hasta que se activa. Sin tomar conciencia del patrón ni comprender su origen, cualquier intento de cambio se vuelve insuficiente.
Técnicas como el mindfulness y ejercicios de relajación centrados en la respiración o el cuerpo pueden practicarse en momentos de tensión, actuando como un ancla que nos ayuda a recuperar el equilibrio y a cultivar una mayor Paz Mental.
En la próxima edición exploraremos cómo las raíces de la desregulación emocional, ligadas a heridas y experiencias profundas, reaparecen en nuestra vida cotidiana y cómo empezar a transformarlas para construir relaciones más saludables y una vida más serena.
Aquí te dejo la guía publicada la semana pasada, si quieres revisarla o tienes interés en saber más sobre cómo autorregular tus emociones⬇️
Una Guía para Navegar Emociones Intensas: Estrategias de Regulación Emocional
En esta edición de Dinámica Mente de hoy, aprenderás sobre:
📚 Referencias bibliográficas:
Kring, A. M., & Sloan, D. M. (Eds.). (2009). Emotion Regulation and Psychopathology: A Transdiagnostic Approach to Etiology and Treatment. Nueva York: Guilford Press.
Laplanche, Jean & Pontalis, Jean-Bertrand (1996). Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Editorial Paidós.
Dinámica Mente es un espacio terapéutico para quienes buscan comprender y enfrentar los retos emocionales de la vida desde la psicología. Un puerto seguro, construido con palabras, con el que busco cultivar un bienestar emocional más sólido y resiliente, adaptado a las complejidades de nuestra época.
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