El Mapa Oculto del Cerebro que Controla tus Emociones
Cómo las primeras experiencias moldean la arquitectura del hemisferio derecho y qué puedes hacer para transformar tus patrones.
☕ Este domigo leerás en Dinámica Mente:
Allan Schore: explicando el sistema maestro de la regulación emocional
El impacto invisible del pasado en tu vida actual
Reescribiendo los patrones emocionales: neuroplasticidad y co-regulación
⏳ Tiempo de lectura: 9 min.
¿Te has sentido alguna vez atrapado por emociones que no puedes explicar? ¿Sientes que repites los mismos patrones negativos en tus relaciones o en tu vida, sin saber por qué?
Uno de los mayores pioneros en la neurobiología del desarrollo, dedicó su carrera a responder estas preguntas. Desde su trabajo como psicoterapeuta hasta su investigación en la Universidad de California, Allan Schore ha transformado nuestra comprensión de la mente y el cerebro.
Impulsado por comprender y ayudar, se aventuró más allá de los límites académicos convencionales, combinando investigación de la biología del cerebro infantil, las teorías del apego y la psicología evolutiva.
El resultado fue una obra revolucionaria, “Affect Regulation and the Origin of the Self”, un auténtico atlas de neurociencia emocional, donde minuciosamente explicó como las primeras interacciones entre un niño y su cuidador literalmente moldean la arquitectura del cerebro en crecimiento.
Schore reveló algo impactante: las experiencias tempranas no se almacenan como recuerdos conscientes, sino como patrones de redes neuronales que controlan nuestras respuestas automáticas. Esas experiencias dan forma a nuestra forma de relacionarnos, y nuestra visión del mundo y de nosotros mismos.
Estas conexiones forman parte de un sistema esencial: la regulación emocional, el “módulo maestro” del cerebro derecho. Hoy te invito a explorar el origen de ese dispositivo cerebral heredado.
Allan Schore: explicando el sistema maestro de la regulación emocional
¿Por qué reaccionamos intensamente ante situaciones que parecen triviales? ¿Por qué algunos sienten una oleada de ansiedad frente a un conflicto, mientras que otros se desconectan emocionalmente?
Aunque parezca “irracional”, no son defectos ni caprichos: son el resultado de cómo nuestro cerebro aprendió a manejar las emociones.
Allan Schore, acumula cuatro décadas de trabajo en la facultad de Psiquiatría y Ciencias Bioconductuales de la Facultad de Medicina la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), y es considerado uno de los mayores pioneros en el estudio del cerebro emocional de la neurobiología interpersonal.
Según sus investigaciones, los tres primeros años de vida son críticos para el desarrollo del cerebro emocional. Durante este tiempo, el sistema límbico y el hemisferio derecho, centros de nuestras emociones, están en un desarrollo totalmente dominante, y son moldeados por las interacciones con los cuidadores.
Schore describe cómo ese apego temprano y la sintonización emocional con un cuidador estable, ayudan a regular el estrés y a desarrollar redes neuronales sanas. Cuando un bebé llora y su cuidador responde de manera consistente y cálida, se fortalecen las conexiones en el hemisferio derecho. Esta sintonización, no solo calma al niño: permite procesar esos estímulos acerca de las emociones y las conexiones sociales en su sistema nervioso.
Pero, ¿qué pasa cuando esas interacciones están marcadas por negligencia, abandono, inconsistencia, o incluso trauma? El sistema nervioso de un niño en desarrollo entra en un “modo supervivencia” creando patrones de hiperactivación o desconexión emocional que persisten en la adultez.
Los problemas de desregulación emocional surgen cuando el cerebro derecho no ha recibido el soporte adecuado para autorregularse. Esto significa que, como adultos, frente a un disparador emocional, podemos sentirnos atrapados entre una tormenta interna (hiperactivación) o una desconexión insensible (hipoactivación).
El impacto invisible del pasado en tu vida actual
La gran revelación de sus investigaciones es que aunque no recordemos las experiencias pasadas conscientemente, están literalmente incrustadas en nuestro sistema nervioso.
Estas redes neuronales del hemisferio derecho, generan patrones automáticos de respuesta que emergen en situaciones concretas y momentos de estrés. Se convierten en un guion mental que seguimos sin darnos cuenta en nuestras relaciones, decisiones y respuestas.
Algunos ejemplos:
Un mensaje no respondido por una persona importante, puede activar un miedo profundo al rechazo que aprendiste cuando eras niño y te sentías ignorado.
Una crítica en el trabajo puede parecer un ataque personal si creciste en un ambiente donde los errores eran criticados con dureza.
El silencio en una discusión de pareja puede sentirse como abandono si tus necesidades emocionales no eran adecuadamente atendidas en el pasado.
Más allá de la capacidad racional, una gran cantidad de nuestro procesamiento mental no es consciente. La dinámica interna de nuestras motivaciones y afectos moldean la forma en cómo nos sentimos en el mundo, cómo actuamos en los vínculos, y cómo nos vemos a nosotros mismos.
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Reescribiendo los patrones emocionales: neuroplasticidad y co-regulación
Los patrones emocionales aprendidos no son una cadena que tengamos que arrastrar para el resto de la vida. La neuroplasticidad, la capacidad del cerebro para reconfigurarse a lo largo de la vida, nos confirma que los circuitos que se formaron en el pasado pueden repararse, fortalecerse e incluso reescribirse.
Allan Schore explica que este cambio no ocurre en aislamiento. Así como el sistema psicobiológico de regulación emocional se configuró en tus primeras relaciones, puede “afinarse” y transformarse a través de nuevas experiencias de co-regulación.
No estamos diseñados para gestionar el caos solos; nuestras relaciones actúan como un sistema de soporte que ayuda a recalibrar nuestra capacidad de responder al estrés y a los desafíos cotidianos.
Aquí tienes algunos pasos para empezar a ajustar tu regulación emocional:
1. Aprende a observar tus patrones
El primer paso para cualquier cambio es tomar conciencia de lo que ocurre. En lugar de juzgarte por tus reacciones, obsérvalas con curiosidad. Al observar estos patrones, empiezas a desvincularte de ese piloto automático emocional. Pregúntate:
¿Qué situaciones tienden a desencadenar emociones intensas?
¿Cómo responde tu cuerpo (nudo en el estómago, tensión en el pecho, etc.)?
¿Qué historia o sensación parecen acompañar estas emociones?
2. Practica la auto-regulación
Te recomiendo Una Guía para Navegar Emociones Intensas: Estrategias de Regulación Emocional. Aquí te dejo algunas ideas:
Respiración rítmica: Inhalar profundamente por 4 segundos, retén 4, y exhala por 6.
Movimiento rítmico: Pasear, balancear tu cuerpo o escuchar música con un ritmo constante. Estas acciones ayudan a calmar el sistema nervioso.
Anclaje sensorial: En episodios de estrés, usa tus sentidos para conectarte con el presente: observa sensaciones corporales, toca una textura o focaliza el oído en sonidos a tu alrededor.
3. Busca co-regulación en relaciones seguras
En momentos de dificultad, las conexiones emocionales con otros actúan como un “reinicio” para nuestro sistema de regulación emocional. No se trata depender de los demás, sino de aprender a utilizar la interdependencia como un recurso que nos ancla en el mundo, con personas que ofrecen presencia y aceptación. Puede ser un amigo que escuche sin juzgar, un familiar que te transmita calma, o incluso comunidades donde puedas sentirte comprendido.
4. La opción de la terapia como espacio de co-regulación
El cambio más profundo ocurre cuando trabajamos desde el cerebro derecho, que procesa emociones, relaciones y conexiones sociales. Una buena terapia te ayuda a explorar las experiencias y pensamientos en un lugar seguro, mientras se construyen nuevas formas de relacionarte contigo mismo y con el mundo. No solo se centra en dar pautas ni entender tus historias pasadas; debe actuar como un “regulador externo”.
Es un proceso que permite construir nuevas redes neuronales que fortalezcan tu capacidad para regularte y la capacidad de conexión. Terapias que integran enfoques somáticos, trabajo con emociones y el vínculo terapéutico como elemento principal, son especialmente útiles para recalibrar este sistema.
“El cambio ocurre en el vínculo” según Schore. El vínculo más importante comienza contigo mismo y con las relaciones que construyes desde el presente. Siempre hay espacio para ajustar, fortalecer y programar nuevas formas de sentirnos conectados y equilibrados.
📚 Referencias bibliográficas:
Schore, A. N. (1994). Affect regulation and the origin of the self: The neurobiology of emotional development. Psychology Press. NY
Schore, A. N. (2022). El desarrollo de la mente inconsciente. Editorial Eleftheria. Barcelona
Dinámica Mente es un espacio terapéutico para quienes buscan comprender y enfrentar los retos emocionales de la vida desde la psicología. Un puerto seguro, construido con palabras, con el que busco cultivar un bienestar emocional más sólido y resiliente, adaptado a las complejidades de nuestra época.
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