¿Por Qué Nada de lo que Haces te Parece Suficiente?
Sobre cómo afecta en tu bienestar la autoexigencia y autocrítica en la cultura del rendimiento, y cómo evitar el agotamiento resonando con uno mismo.
La ansiedad como fruto de la aceleración y autoexigencia en la sociedad actual
Autoexigencia y crítica interna: una alianza desgastante
Redefiniendo el éxito: reconectando con quienes somos
⏳ Tiempo de lectura: 7 min.
Septiembre. En las redes sociales, todos parecen estar reinventándose: agendas nuevas, rutinas de ejercicio, promesas de ser más productivos. Pero, para muchos, la vuelta a la rutina trae una mezcla de ansiedad y decaimiento; una sensación de que los posts con tips de “psicología rápida” contra la depresión postvacacional no logran calmar.
Lucía, tras tres semanas en la playa desconectada del trabajo, regresa esperando sentirse renovada. Pero al enfrentar su bandeja de entrada abarrotada y la presión de ponerse al día, la ansiedad se instala dentro de ella. Cada tarea y correo acumulado es un recuerdo de lo que le esperaba al volver, como si las vacaciones solo acumularan más obligaciones. Además de la presión en el trabajo, se promete apuntarse al gym para compensar los excesos del verano, inscribirse en ese curso de idiomas que lleva meses postergando, y recuperar el ritmo con una lista interminable de tareas.
La autoexplotación se expresa en una presión interna que nos empuja a hacer más, incluso cuando estamos agotados. La ansiedad se alimenta de esta dinámica, ocupando la mente de expectativas sobre lo que “debería ser” y de frases iniciadas con “tengo que…”. Nos prometemos reinventarnos con dietas, nuevas rutinas, nuevos aprendizajes, tratando de ocupar el tiempo con más metas que solo aumentan la presión. La ansiedad crece en este ciclo de autoexigencia, como si una pausa fuera una muestra de debilidad, y cada momento de inactividad, un pecado a evitar.
¿Y si en lugar de obcecarnos con ser más productivos, escucháramos ese malestar y exploráramos lo que realmente necesitamos?
La ansiedad como fruto de la aceleración y autoexigencia en la sociedad actual
Volver a la rutina con una lista de nuevos propósitos y perspectivas puede ser vitalizante. Pero aquí quiero poner el foco en esa urgencia por “hacer cosas”, ya que refleja una ansiedad subyacente que se alimenta de la aceleración progresiva que estamos viviendo en nuestras vidas.
El sociólogo alemán Harmut Rosa, en "Social Acceleration: A New Theory of Modernity", argumenta que la modernidad se caracteriza por una aceleración constante del ritmo de la vida en todos los niveles, generando un sentimiento de constante insuficiencia y agotamiento, donde las personas sienten que nunca pueden "ponerse al día".
En esta sociedad del rendimiento, se espera que hagamos más, más rápido, y mejor. La presión hace que el regreso al trabajo se haga cuesta arriba, y la implementación de nuevas metas se terminen sintiendo como una obligación más que como una elección llena de contento.
Al perseguir una productividad constante y sin descanso, nos desconectamos de nuestras propias necesidades y límites, alimentando un ciclo en el que la sensación de insuficiencia es constante. Nos vemos atrapados en la trampa de hacer más, porque sentimos que debemos cumplir con una versión idealizada de nosotros mismos. Una actualización que apuntale las inseguridades e infle de sentimiento de valía por dentro.
El desfase entre lo que hacemos y lo que realmente queremos, provoca una tensión interna que se traduce en síntomas de ansiedad y agotamiento. A veces la angustia puede aparecer como señal de que estas expectativas no están alineadas con nuestro Verdadero Self.
Desde mi punto de vista, para romper este patrón no se debería añadir más tareas ni proyectos a la lista, sino más bien permitirse frenar por un momento, y reflexionar sobre cuáles son las prioridades. Aligerar la carga y ajustar las expectativas puede ser la diferencia entre vivir constantemente estresado y encontrar un ritmo que permita disfrutar de lo que hacemos, en lugar de simplemente cumplir con lo que cada uno cree que se espera de nosotros.
Autoexigencia y crítica interna: una alianza desgastante
La autoexigencia extrema y el perfeccionismo a menudo surgen de una voz interna altamente crítica que presiona constantemente para mejorar, y que castiga cuando no se alcanzan ciertos estándares y expectativas. Esta voz actúa como un juez implacable, siempre insatisfecho.
Al regresar de las vacaciones, es común que en lugar de permitirse una transición suave, muchas personas se impongan metas adicionales a nivel laboral y personal, abarrotando agendas. Parece que descanso no debiera permitirse, o bien, tuviera que ser compensado con un esfuerzo adicional.
Este tipo de procesamiento mental puede desembocar en agotamiento físico y mental, y provoca una desconexión con las propias necesidades. En lugar de tratarse con amabilidad hacia sí mismos, muchos se someten a esa crítica interna que insiste en que nunca es suficiente, que siempre hay algo más por hacer.
Para mitigar el impacto de este juez interno exigente, es fundamental que las personas reconozcan este diálogo interno, y analizar cuándo sus metas están motivadas por la comparación con los demás o por la búsqueda de aprobación externa. Adoptar un diálogo interno más compasivo y menos crítico es clave para reducir la ansiedad y reconectar con las verdaderas necesidades y valores personales. Al establecer límites saludables con uno mismo, y aceptar que no es necesario cumplir con todas las expectativas —propias o ajenas— puede ayudar a aliviar la presión interna.
Si quieres comprender sobre ese juez interno te sugiero este post:
Cómo Mejorar la Autoestima: Mirando su Reflejo Dentro de Ti
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Redefiniendo el éxito: reconectando con quienes somos
La ansiedad y la autoexigencia en esta sociedad del rendimiento están profundamente ligadas a una noción distorsionada de éxito, que se mide por la cantidad de logros acumulados y el estatus percibido, y no por la calidad del bienestar en nuestra vida.
Hartmut Rosa habla de la necesidad de resonancia: la capacidad de sentirnos conectados y en sintonía con nuestras acciones, en lugar de solo cumplir con tareas y objetivos. Redefinir el éxito desde esta perspectiva implica priorizar la resonancia sobre el rendimiento, buscando actividades que nos llenen y nos hagan sentir presentes, en lugar de vivir la vida como una línea directriz que acumule logros y reconocimiento.
Esta redefinición requiere una introspección honesta sobre lo que realmente nos hace sentir plenos y satisfechos. En lugar de apresurarnos a cumplir con las expectativas externas u obedecer a la voz del juez interno, podemos enfocarnos en lo que resuena con nuestro verdadero self. Esto puede implicar un giro de 180º: tomarnos más tiempo para descansar, decir no a compromisos que no aportan, o simplemente permitirnos disfrutar de actividades sin un propósito productivo aparente.
Al cambiar nuestro enfoque del rendimiento a la resonancia, reducimos la presión de estar siempre haciendo más y creamos espacio para una conexión más profunda, con nuestras verdaderas necesidades y deseos. Nos permite experimentar una sensación de éxito que va más allá de los logros externos, conectándonos con lo que realmente importa en nuestras vidas.
Bibliografía en español:
Rosa, H., Dávila, E., & Ibargüen, M. A. (2016). Alienación y aceleración: Hacia una teoría crítica de la temporalidad en la modernidad tardía. Katz Editores.
No necesitas remar más fuerte, sino encontrar tu propio ritmo y dirección.
Con Dinámica Mente quiero ofrecerte un faro que te guíe en medio de la tormenta, un puerto seguro para quienes buscan anclar sus pensamientos y reconectar con su esencia y un bienestar más auténtico, en aguas tranquilas.
Me encantaría saber: ¿cómo manejas la presión de la autoexigencia y la autocrítica en tu día a día? Comparte tus experiencias o deja un comentario con tus reflexiones.
Nos seguiremos encontrando en este viaje la próxima semana. Ánimo con la vuelta a la rutina.