Discusión sobre este post

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Avatar de Adriana Domínguez

Y que hay de aquellas personas que sienten ese deseo o atracción por los niños?

En un evento de negocios digitales, de manera casual sacaron a alguien del publico a que hablase de su negocio. Curiosamente, y para sorpresa de todos, salió una chica hablando sobre su proyecto de psicología enfocado a abusadores infantiles.

Dijo una serie de cosas que me impactaron, del estilo que no eran monstruos y que no tenían culpa de sentir lo que sentían. Me ha venido a la cabeza con tu email y me llama la curiosidad saber que puede haber al otro lado de esas personas.

Por otro lado, no se hasta que punto realmente no queremos que esas fantasías ocurran. Es decir, ¿si supiésemos que nosotros, y las otras personas, estamos a salvo, sin riesgo real, sino que es un juego con adultos responsables, y somos libres de hacerlas...¿No las haríamos? ¿No las disfrutaríamos? No estoy yo tan segura. Pero entiendo lo que dices de que habla de nuestros aspectos internos a trabajar y seguramente una vez resueltos ese deseo desaparecería.

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Avatar de Hugo Filippe

Hola Adri, te respondí por privado, pero aquí aún no. Gracias por traer este tema con esa apertura. Me parece valioso poder hablar de esto sin llevarse las manos a la cabeza, ni banalizar.

La distinción central —y complicada— está entre el desear y actuar. El deseo no se elige, pero sí se elige qué hacer con él. En el ámbito clínico, hay personas que sienten atracción por menores y sufren profundamente por ello; no lo han elegido y no desean llevarlo al acto. Abrir un espacio para comprender qué hay detrás de ese deseo —historia de trauma, fijaciones tempranas, mecanismos defensivos— no implica ni justificar ni normalizar, pero sí dar una oportunidad a que se elabore psíquicamente y elimine la posibilidad de que se actúe de ningún modo.

El mayor riesgo, paradójicamente, es la represión, la vergüenza en silencio, y la expulsión absoluta del discurso: ahí es donde se pierde la posibilidad de intervención prevención. El ejemplo de Pedro, en el texto, podría ser comparable. Obviamente, dejamos fuera de esta posibilidad los casos de depredadores sexuales y perfiles psicopáticos.

Respecto a lo que planteas sobre las fantasías: sí, hay un terreno en el que se exploran límites internos, a veces desde lugares oscuros, y si hay consentimiento mutuo, no necesariamente es problemático. En estos casos del post, hablo de algo que se expresa y que sí produce conflicto o sufrimiento, en cada ejemplo. Y es imprescindible recordar que hay deseos peligrosos, de estructuras de poder que permiten conductas de abuso, violencia, autodestructivas, o exposición a vulnerabilidad, que no deberían ser consentidas, por el riesgo hacia la integridad física o mental que suponen . Desde luego, el juego de la fantasía adulta, no puede trasladarse a una escena con niños sin que se anule la integridad de estos.

Te agradezco otra vez por tu comentario, este tipo de intercambios hacen posible navegar en lla complejidad de lo humano. Un cálido abrazo.

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